martes, 8 de julio de 2008

...y el Cerezo dará frutos

Yimmi Castillo

Todo el barrio de La Vega se consternó por el asesinato vil y criminal de Danilo. Esa noche, un criminal le cegó la vida con premeditación y alevosía, nos arrancó un hermano, una persona que como todo ser humano tuvo sus errores, pero que en definitiva fue alguien importante en las vidas de todos los que le rodeamos. Muestra de ello fue el concurridísimo sepelio, y la no menos tumultuosa sepultura de sus restos.


Sus familiares y amigos en medio de llanto y dolor clamamos justicia, todos sabíamos quién había sido el asesino. Pero nuestros gritos de angustia y de rabia no fueron escuchados. Danilo se fue para siempre y nos dejó el legado de su obra comunitaria, y el sueño truncado de verlo triunfar como el excelente músico que siempre fue.

Danilo Cerezo fue asesinado por una bala criminal en un no muy lejano mes de octubre del año 2000. Fue asesinado a sangre fría, a pocos metros de su casa cuando salía de una fiesta cercana, su único pecado: ser primo de una “culebra”. “Tu tambien eres un Cerezo” le dijo el asesino antes de dispararle justo en la sien, mientras Danilo de rodillas clamaba por su vida.

Danilo era cantante, baterista, guitarrista, bajista, actor de teatro, catequista en la parroquia La Vega, buen amigo, excelente compañero.

No señores... Danilo no fue fiscal de la república, Danilo no tuvo una tendencia política extremista, Danilo no fue asesinado con una bomba en su carro, ¡Danilo, no tenía carro! Danilo murió y ningún medio reseñó su muerte, el asesino anduvo suelto mucho tiempo, porque los cuerpos policiales no se abocaron de manera incansable a capturarlo. El Presidente no declaró luto nacional y ningún medio colocó una franja negra a una esquina de sus pantallas.

Danilo fue llevado a la Iglesia de la parroquia, donde centenares de amigos le dimos una merecida despedida, sus restos fueron sepultados en el Cementerio General del Sur en medio de cantos y toques de tambor, en medio de llantos y melodías tristes, cantos y llantos que no cesaban aunque ya no quedaba voz.

Danilo Cerezo fue asesinado, y si usted amigo lector, no se enteró, fue simplemente porque Danilo Cerezo no murió en una marcha a Miraflores, ni estuvo en la Plaza Altamira, no asistió a las marchas de Los Ilustres ni a la de las antorchas. Danilo Cerezo no fue Chavista ni “escuálido”, no ocupaba un cargo político o en algún ente público o privado, Danilo Cerezo, al momento de su muerte, estaba desempleado.

Danilo yace bajo tierra, y en su tumba crecerá un enorme Cerezo, y cuando esto ocurra, este humilde aprendiz de Comunicador Social espera que no haya necesidad en este país de ser alguien “importante” o “políticamente conveniente” para que la sociedad entera clame por la justicia y el cese de los asesinatos en el que fue mi barrio por muchos años, ni de ningún barrio de Caracas o del resto de Venezuela. Todos somos Venezolanos, y más importante aún, todos somos seres humanos, tenemos historia propia, familia y una misión que cumplir en la vida, y nadie, absolutamente nadie tiene derecho a quitarnos la oportunidad de terminar esa misión, así nuestro apellido sea Anderson o Cerezo.


2005 (A propósito del 1° aniversario de la muerte de Danilo Anderson) No realizado en la academia.

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