Keilma Rojas
Por supuesto que el aborto reivindica a la mujer en su derecho de elegir dar a luz o no hacerlo, pues acá no importa si esa elección es correcta o no. Lo verdaderamente importante es quitar las cadenas que han oprimido al género femenino desde que el mundo es mundo.
Una vez reivindicados los derechos de la mujer es irrelevante si ésta se suicida al mes, lo importante es que su derecho no fue violado y que se eliminó la posibilidad de traer un niño al mundo con malformaciones que no tiene nada que hacer en este lugar, donde estamos tan bien formados que tenemos dos guerras mundiales encima y, próximamente, nos mataremos por el agua.
Vamos todos a exigir la legalización del aborto pues las mujeres serán respetadas, aún cuando ese respeto sea ganado a costa del irrespeto del ser que está en su vientre y que es potencialmente racional. A fin de cuentas, no sabemos nada de ese niño, ni siquiera sabemos si es mujer. En caso de que sea mujer ella no importa, la que sí importa es la que decide eliminar lo que le estorba.
Sin duda alguna, abortar sería un paso necesario para lograr la igualdad entre hombres y mujeres que tanto merece el género femenino. Ya no seremos más el sexo débil, podemos matar e imponernos con fuerza. Al decidir abortar reducimos la posibilidad de que nazcan los futuros criminales, terroristas y violadores, aunque también se reduce la posibilidad de que nazcan los científicos que crearán la cura contra el SIDA y la harán accesible a todos los estratos económicos. Pero esto último no es relevante pues como rezan los dichos populares “más vale pájaro en mano que cien volando” y “es mejor prevenir que lamentar”.
(4o semestre - Taller de Redacción II - 2008-1)
Por supuesto que el aborto reivindica a la mujer en su derecho de elegir dar a luz o no hacerlo, pues acá no importa si esa elección es correcta o no. Lo verdaderamente importante es quitar las cadenas que han oprimido al género femenino desde que el mundo es mundo.
Una vez reivindicados los derechos de la mujer es irrelevante si ésta se suicida al mes, lo importante es que su derecho no fue violado y que se eliminó la posibilidad de traer un niño al mundo con malformaciones que no tiene nada que hacer en este lugar, donde estamos tan bien formados que tenemos dos guerras mundiales encima y, próximamente, nos mataremos por el agua.
Vamos todos a exigir la legalización del aborto pues las mujeres serán respetadas, aún cuando ese respeto sea ganado a costa del irrespeto del ser que está en su vientre y que es potencialmente racional. A fin de cuentas, no sabemos nada de ese niño, ni siquiera sabemos si es mujer. En caso de que sea mujer ella no importa, la que sí importa es la que decide eliminar lo que le estorba.
Sin duda alguna, abortar sería un paso necesario para lograr la igualdad entre hombres y mujeres que tanto merece el género femenino. Ya no seremos más el sexo débil, podemos matar e imponernos con fuerza. Al decidir abortar reducimos la posibilidad de que nazcan los futuros criminales, terroristas y violadores, aunque también se reduce la posibilidad de que nazcan los científicos que crearán la cura contra el SIDA y la harán accesible a todos los estratos económicos. Pero esto último no es relevante pues como rezan los dichos populares “más vale pájaro en mano que cien volando” y “es mejor prevenir que lamentar”.
(4o semestre - Taller de Redacción II - 2008-1)
1 comentario:
Como diría Sheldon Cooper: ¿Sarcasmo?
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