sábado, 2 de agosto de 2008

Pro-institución

Iván Zambrano

“Mamá, quiero ser prostituta”. Este podría ser un ejemplo de aspiración curricular si la profesión más antigua del mundo finalmente se legalizase, en función de que los trabajadores del sexo cambien la clandestinidad de sus talentos por una labor social enfocada a la educación practica del ejercicio sexual ofrecido responsablemente a jóvenes, adultos y novatos sin la supervisión de sus padres, madres, representantes o policías de guardia en la Av. Baralt.

Ciertamente hay muchos aspectos que mejorar para consolidar el Imperio más antiguo y participativo de todos, el Sexo. Primeramente la comunidad de prostitutos y prostitutas a nivel nacional deben dejar de lado el individualismo y organizarse a manera de sindicato, asamblea, Ministerio o cualquier otra forma de institución gubernamental que les de una solidez y reconocimiento dentro del Estado venezolano.

Otro de los pasos a seguir debe ser el de canalizar la labor de los trabajadores sexuales y limpiar la imagen que de ellos se tiene. Cumplen los requisitos mínimos para ser considerados obreros en su rama: tienen un conocimiento práctico del área, poseen una trayectoria y son remunerados por un trabajo al que se someten voluntariamente. Estos requisitos se establecen en función de la prostitución en el sentido más general.

Una vez consolidado un ente que represente a los trabajadores sexuales, los mismos deben ser instruidos en aspectos de higiene, facturación y defensa personal. Su labor deberá ser subsidiada para evitar la especulación y los sobreprecios, puesto que el gobierno debe velar por la seguridad alimentaría no sólo de la boca para afuera. La labor del trabajador sexual se verá orientada a prestar un servicio bien sea de iniciación sexual, perfeccionamiento de técnicas o mero esparcimiento, siempre teniendo las reglas claras, protección física y emocional, se debe velar por no mezclar trabajo con vida personal.

Es importante destacar que la habilitación de locales ambientados para la oferta del servicio, la dignificación y depuración de la labor del prostituto o prostituta harán que corra por la calle del medio y no por la Av. Libertador, una labor que, se legalice o no, se seguirá realizando sin representación gubernamental y sin instrucción higiénica que pudiese evitar cualquier cantidad de problemas y tabúes socio-sexuales. Así que si oye que su hija quiere ser prostituta cuando grande, preocúpese por decirle la verdad de como vienen los bebes al mundo. Sexo seguro, conservan clientes.

(4o semestre - 2008-1 - Taller de Redacción II)

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